Autor: Padre Sipan
Queridos creyentes hermanas y hermanos en Jesús.
Hoy quiero hablarles acerca de la mujer con el flujo de sangre. Este personaje muy interesante dado que Cristo tuvo un encuentro con ella, o ella tuvo un encuentro frontal con el poder de Jesús. Y es muy inspirador ese texto y quiero que ustedes y yo podamos recibir enseñanza de parte del Señor acerca de este texto.
La mujer que tocó el manto de Jesús. 8, 40, Lucas.
Dice allí “cuando volvió Jesús le recibió la multitud con gozo porque todos le esperaban. Entonces vino un varón, llamado Jairo, que era principal de la sinagoga y prestándose a los pies de Jesús le rogaba que entrase en su casa “porque tenía una hija única, como de doce años que se estaba muriendo. Y mientras él iba, la multitud le oprimía, es decir, le presionaban físicamente, “pero una mujer,” y allí deténgase un momentito. Y dice, pero una mujer. Mire esa conjunción, ‘pero’ una mujer que padecía de flujo de sangre desde hacía 12 años y que había gastado en médicos todo cuanto tenía y por ninguno había podido ser curada, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto. Y al instante se detuvo el flujo de su sangre.
Entonces, Jesús dijo, “¿quién es el que me ha tocado?” Y negando todos, porque era una sola persona que le había tocado, y negando todos, dijo Pedro y los que estaban con Él, “Maestro, la multitud te aprieta y oprime y dices, “¿quién es el que me ha tocado?” Pero, Jesús dijo alguien me ha tocado. Porque yo he conocido que ha salido poder de mí. Entonces, cuando la mujer vio que no había quedado oculta vino temblando, postrándose a sus pies, le declaró delante de todo el pueblo por qué causa ella le había tocado y cómo al instante había sido sanada. Y Él le dijo, hija tu fe te ha salvado, ve en paz. Amén.
Escuche esas palabras, tu fe te ha salvado. Se me ocurre en este momento que si me pidieran un título para este sermón yo tendría que decir, ese mismo, tu fe te ha salvado.
¿Cuántos creen eso? Y que estas palabras van a ser palabras proféticas que van a impactar la vida de ustedes y que Dios va a hacer muchas cosas poderosas. Yo creo que Dios quiere marcar nuestra congregación, yo creo que Dios quiere cambiar la constitución misma de nuestra iglesia y llevarla a otro nivel más poderoso. Cambiar nuestra forma de pensar, de ver las cosas y esa es una de las cosas más importantes acerca del concepto de fe. ¿Sabe donde comienza la fe? La fe comienza en la mente en la forma de pensar.
La persona de fe es una persona que piensa y ve la vida y concibe los eventos y los asuntos de la vida en una forma muy diferente a como lo hace la persona que no es de fe. La persona que piensa solamente en términos racionales, humanos, materiales. Se necesita experimentar un cambio de mentalidad para poder pensar en términos de fe.
Porque en el mundo de la fe las cosas funcionan muy diferentes a como funcionan en el mundo material. En el mundo de la fe, más es menos, y menos a veces es más. En el mundo de la fe los niños son los que entran al reino de los cielos, y los adultos y los muy maduros y sofisticados se quedan afuera. En el mundo de la fe el débil es el que es fuerte. En el mundo de la fe hay que morir para vivir. En el mundo de la fe hay que servir para recibir y para ser servido. En el mundo de la fe hay que dar para tener. En el mundo de la fe hay que hacerse pequeño para que Dios levante a uno, etcétera, etcétera.
Es una cosa rara. La visión de fe es muy diferente a la visión humana. Y desgraciadamente mucha gente en el mundo, o mejor dicho en la iglesia, cuando vienen del mundo y entran a la economía del evangelio no hacen ese cambio en su mente. Se quedan todavía pensando como piensa el mundo y Dios quiere que cuando entremos al evangelio nuestra mente sea transformada, sea cambiada. Y eso es proceso de toda una vida, pero muchos de nosotros ni siquiera lo comenzamos nos quedamos todavía. Y entonces, somos como parte humano, parte espiritual y es una confusión terrible y no recibimos nada porque sabe que el hombre de doble ánimo no espere que recibirá nada del Señor. La persona que es así indecisa, insegura, indefinida.
Nosotros tenemos que definirnos como hombres y mujeres de fe. Gente que computa las cosas del mundo conforme a las leyes del espíritu y no a las leyes de la razón.
Entonces, yo quiero que a través de estas meditaciones nosotros podamos fortalecer la forma de ver la vida que Dios quiere que tengamos que es a través de los principios, los conceptos de la fe y estos pasajes que hay en toda la escritura –usted verá que una de las cosas que Dios quiere hacer a través de toda la escritura es que nosotros aprendamos a pensar en términos de fe. Que nosotros aprendamos a vivir la vida como gente de fe. Y por esos están esos pasajes aquí, y por eso al final el Señor le dice a la mujer, “hija, vete en paz. Tu fe te ha salvado.” ¿Por qué?
Porque la fe es como el hilo conector, es el alambre que permite que la energía divina corra y llegue a uno y vaya la petición de uno hacia Dios.
La fe es el hilo conector entre Dios y el mundo del espíritu y el mundo humano y el ser humano. Si no hay fe no hay conexión hermanos, si no hay fe ese teléfono no tiene dial-tone. Si no hay fe no hay conexión con Dios. Dice la Biblia que sin fe es imposible agradar a Dios. Si usted quiere acercarse a Dios, si usted quiere recibir algo de Dios, si usted quiere ser premiado, galardonado por Dios, tiene que creer que Dios es y que Dios es como Él dice que es. Y que Dios es el mismo ayer, hoy, por los siglos. Que el Dios que sanó a esta mujer con el flujo de sangre, puede hacer lo mismo en tu vida. Porque ella tenía un flujo de sangre que la debilitaba, era como un continuo derrame allí, gotita a gotita en su cuerpo que le daba una anemia terrible probablemente.
Sabe qué, en nuestra vida hay situaciones que nos están desangrando a veces, ¿sí o no? Hay tantas cosas que son como gotitas de sangre, ¿no? Que se van saliendo de nuestra vida, que nos mantienen débiles, inefectivos e imposibles de dar fruto para el Señor. Entonces, ¿qué hace uno con ese flujo de sangre? Yo creo que lo único que uno puede emplear es los principios y los recursos de la fe para que se resuelva el problema.
Cualquier situación, yo creo, hermanos, tiene solución en Cristo, en el poder de dios y tu fe es lo suficiente. Ahora, yo no te puedo garantizar que va a ser de la noche a la mañana. ¿A esta mujer cuántos años le tomó para llegar a su solución? 12 años. Yo no voy a decir que te va a tomar tanto tiempo, no te desesperes así tampoco, pero puede que sea un año, dos años, tres años. Hay veces que no, que tú clamas y antes de que tú clames ya Dios ha respondido, también. Pero todas esas transacciones, siempre se darán a través del proceso de la fe. Esta mujer tuvo fe y por eso Dios pudo hacer el milagro en su vida y la fe cambia las circunstancias.
Hermanos, la fe… –yo le pido al Señor, Padre ayúdame a tener fe. Alguna gente pensará ‘oh, pero que el Padre Sipan no tiene fe por esto que está haciendo.’ Hermanos, si mi fe fuera como tuviera que ser yo estaría montado en una loma de millones de dólares, porque la fe es muy poderosa. Mi fe es muy pequeñita y yo agonizo cada paso que doy, pero trato. Por eso cuando los discípulos le dijeron al Señor, Señor… ¿cómo fue? Enséñanos acerca de la fe. Y el Señor les dijo, si tuvieras fe como un grano de mostaza, ustedes le dirían a este monte muévete y échate al mar y lo haría. ¿Qué les quiso decir? Ah no, ellos dijeron auméntanos la fe, Señor auméntanos la fe. Y el Señor, como que se rió, y dijo, ¿qué fe? Si tuvieran una fe tan chiquita como un grano de mostaza, ustedes le podrían decir. Otra palabra, ¿qué les voy a aumentar si no tienen? Nada. A veces nosotros queremos, hermanos… –la fe es tan poderosa, que una chispa de fe en nosotros puede hacer montañas y lo que tenemos que pedir al Señor es aumenta o infunde fe en mí, cambia mi manera de pensar, dame la actitud para que yo pueda vencer los gigantes que hay en mi vida. Sabe qué, las luchas y los problemas de la vida no son problemas de Dios, el problema es nuestro en última instancia, cuán grande es mi fe, cuán grande es mi capacidad para pedirle a Dios. ¿Cuán grande es mi capacidad para hacer lo que tiene que hacerse para que Dios se mueva en mi vida?
Entonces queridos hermanas y hermanos vamos a rezar Que Dios bendiga nuestras vidas y nuestras familias y también ayudanos tener fe lo que necesitamos mucho. Amén