Sermón “Quien no recoge conmigo se desparrama”

Autor: Padre Sipan

Padre Sipan, sacerdote de la Iglesia Apostólica Armenia para Chile

Padre Sipan, sacerdote de la Iglesia Apostólica Armenia para Chile

 

Quien no está conmigo está contra mío, y quien no recoge conmigo se desparrama.

Cuando el señor Jesucristo estaba predicando a la gente que se juntó alrededor se volvió a ellos y les dijo estas severas palabras: quien no recoge conmigo se desparrama

El hombre es un ser recolector. Nosotros siempre estamos recogiendo y guardando cosas. Cuando niños recolectábamos las monedas que nos daban y así poco a poco aprendimos a recoger y guardar. De esta manera nos pasamos la vida recolectando cosas. Coleccionamos moneda sobre moneda, casa sobre casa. Mientras más recolectamos, más seguros nos sentimos. Porque el hombre tiene tres épocas: el presente el pasado y el futuro.  Tenemos un futuro, pero no sabemos que nos traerá ese futuro, así que recolectamos para guardar para esa época.  

El Señor Jesús también nos dice que recojamos pero que recojamos con él, que si no recogemos con él nos vamos a dispersar.

Vayan a todos los cementerios y pregúntenle a la gente: ¿qué fue de lo que recogieron durante la vida?, ¿Qué fue del dinero que guardaron en el banco? Seguramente van a decir que quedó para las personas que vinieron después que ellos, pero que no saben cómo es usado. Y cuando pregunten: ¿Y a ustedes qué les quedó? Ellos no les van a decir, eso que le di a los demás, eso es lo que me quedó.

Existe solo una respuesta a esta pregunta: El Señor Jesús dice que recojamos, pero recojamos con él. Mientras no les llegue el golpe de la muerte, recojan para una vida infinita, acumulen tesoros en el cielo, donde no puede entrar ningún ladrón, ni ninguna polilla puede comer. Y donde están tus tesoros, ahí también estará tu corazón.

Queridos creyentes, ¿qué significa recoger con Cristo?

Recoger con el señor significa que todas las cosas que hagamos, las hagamos con fe. Lo que consigamos lo compartamos con los demás. Lo que hagamos que sea para recoger amor y para ayudar al prójimo.

No olviden: Dios nunca nos da algo solo para nosotros solamente. Lo que nos da es para compartirlo con los demás. Un zapatero no se hace zapatero para arreglar sus propios zapatos solamente. Un sastre no es sastre solo para él mismo, y el médico no es médico sólo para él. También lo son para ayudar a las otras personas. El panadero no hace pan solo para su familia.

Por lo tanto queridos creyentes, ustedes también no solo deben ser creyentes para ustedes mismos solamente sino también para los demás.

Y el señor dijo “Ustedes son la sal de la tierra, ustedes son la luz de la tierra”. Por lo tanto, nosotros hemos sido llamados a recoger y guardar de tal manera que nada se pierda o se destruya. De lo que hemos recogido parte lo compartimos con los demás. El Señor también nos dice: “Si vives, no vives solo para ti mismo”

Por lo tanto queridas hermanas y hermanos, Dios nos ha dado las manos para que hagamos el bien con ellas, las piernas para que corramos a ayudar a los enfermos, los huérfanos, los ancianos, a los oprimidos, nos ha dado la razón para crear el bien, un corazón para ser misericordiosos con los pobres, los huérfanos, las personas sin hogar, y la rodilla a la rodilla para hincarse y orar. Estas son las obras de Dios.

Finalmente, todos nosotros debemos aspirar a utilizar la razón divina. Debemos acercarnos a Dios y pedirle que nos de su sabiduría, porque solo su sabiduría nos puede ayudar a pensar el camino celestial, y dar la oportunidad de elevar un poco este mundo y poder entender el misterio de la vida. Si lo hacemos así, Dios mirará sobre nosotros y dirá: “Bien hecho, tu pensamiento es igual al mío, tu corazón late como el mío, bien hecho mi inteligente y fiel servidor, entra en los aposentos que he preparado para ti”.

Por lo tanto queridos creyentes, la vida pasa y se va como un sueño. Debemos reconciliarnos con el Señor. Tenemos que caminar los caminos de Dios. Para la iglesia los caminos de Dios son valiosos pues nos llevan a la vida eterna.

Queridos hermanos, Dios tiene un propósito para cada uno de nosotros, y eso nos obliga a que dejemos entrar a Dios en nuestro corazón, nuestra alma y que renueve nuestra vida para que se cumpla ese propósito. Si es que en algún momento de esta vida nuestra vemos que no seguimos la enseñanza de Dios, así como tampoco lo que aprendimos en su iglesia,  los rezos, el Padre Nuestro, los cantos, la fe, la esperanza y el amor, en ese momento debemos revisar nuestra vida, dejarla que se ilumine con la presencia de Dios y tratar de vivirla como hemos aprendido que son nuestros reales tesoros en el cielo.

 

 


 

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