Entre los asistentes a la master class del intérprete armenio de duduk Gagik Gasparyan estaba el cantante y compositor chileno Joe Vasconcellos. El intérprete de temas como «Mágico», «Solo por esta noche», “Huellas”, “Las seis” e “Hijo del sol luminoso”, se ha caracterizado por su capacidad para fundir raíces y modernidad.
Vasconcellos conoció el duduk a través de la banda sonora de la película “La última tentación de Cristo”, a cargo de Peter Gabriel, y dice que se enamoró del sonido del duduk, pero también a partir de este instrumento de viento quiso conocer más de Armenia, su historia e incluso su comida.
Hoy el duduk es incorporado en sus conciertos en vivo en el tema “Induce”.
¿Cuándo escuchaste duduk por primera vez?
En la banda sonora de la película “La última tentación de Cristo”, de Peter Gabriel. Ahí logré identificar el instrumento. Supe que se llamaba duduk y dije “debe ser ese instrumento que me tiene loco”. No eran tiempos todavía de Internet, pero me puse a investigar a través de amigos y buscar música, a enterarme más de qué se trataba el duduk. Y ahí empezó un enamoramiento incondicional por este instrumento, por lo místico que es. Yo soy un enamorado, como muchos.
Es un instrumento que te lleva a un estado de ánimo, te lleva a tratar de entender por qué ese instrumento es así y a conocer la historia de Armenia, a buscar y saber más sobre Armenia. Desde en Canadá ir a comer a un restaurant armenio a descubrir la colonia en Uruguay, donde me hice amigo de músicos armenios, que me llevaron a su casa y sus abuelos hablaban del duduk. Este instrumento me abrió las puertas a saber de Armenia.
Cuando dijeron que había esta master class, yo tenía compromisos, pero corté todo porque no quería perderme este momento.
¿Tienes duduk? ¿Tocas?
La verdad es que desde el momento en que agarré el duduk y capté la complejidad del instrumento me puse flojito, pero logré seducir a mi director musical, el maestro Pedro Melo. El compró un duduk y estudia.
Yo lo toco de manera aficionada, lo tocamos juntos, escuchamos música juntos, tratamos de conseguir información. El lo toca. Es parte de mi instrumental en vivo y lo he incorporado en mis conciertos. Hay un tema que se llama “Induce”, un tema que siento bastante profundo y refleja un poco esa melancolía y ese dolor universal que tienen los pueblos y creo que el duduk lleva esa fuerza. El duduk nunca va a ser un instrumento que va a sacar a baliar, no, siempre nos va a poner en un estado de ánimo especial.
¿Cómo describirías ese estado de ánimo?
Un estado de ánimo melancólico, de historias pasadas, de una nostalgia antigua muchas veces no reconocida. Y la verdad es que es muy bonito cuando uno lo presenta y la gente dice qué es ese instrumento. Te pone en un estado de melancolía, pero no es como la saudade de Brasil que te lleva de repente a componer un bossa nova. No, esto te pone en un estado de ánimo “loco aquí hay historia”, aquí ponte serio. Por eso yo no me atrevo a subir a tocar duduk a un escenario, porque siento que estoy manoseando años de historia muy profunda.
¿Quién toca duduk cuando subes al escenario con esta canción?
Mi director, el maestro Pedro Melo.
¿Qué te pareció la clase?
Me pareció genial. Fue la primera vez que nos vimos (con el intérprete Gagik Gasparyan), pero fue como si nos hubiéramos conocido desde hace tiempo. Capaz que en algún camino nos encontramos tocando. La clase fue muy entretenida. Creo que todos los que están aquí son apasionados del instrumento. Sería fantástico que pudiera llegar a más gente porque la seducción de este instrumento es maravillosa.
Queremos saber más de Armenia. En este mundo de celulares necesitamos conocernos más, porque probablemente no te imaginas lo que es estar en Chiloé mirando el mar y escuchando un duduk. Hace todo el sentido del mundo.
¿Has hecho eso?
Claro que lo hemos hecho. Todas las veces que podemos vivir ese momento, lo hacemos intensamente, lo disfrutamos, porque como el mismo maestro (Gagik Gasparyan) dice es un instrumento universal. Aunque toques lo que quieras, siempre tiene un dejo que te lleva a un estado de ánimo especial y eso lo encuentro magnífico.
Me lleva a una nostalgia antigua que uno no conoce, pero que uno sabe que existe. Es como cuando llegué a Montevideo la primera vez y tuve la sensación que yo conocía este lugar o pasé por esa calle.
¿Como una nostalgia universal?
Siento que sí. Las personas necesitan ese estado de ánimo, andamos muy locos, acelerados, electrónicos. Un instrumento como este lleva una nobleza, y si además lo acompañas con comida, conversación, conocimiento de historia de Armenia, más sentido te hace. Me siento orgulloso de estar aquí.
En este link, puede escuchar “Induce” en concierto de Joe Vasconcellos. El duduk es interpretado por Randall Ledermann:
http://www.youtube.com/watch?v=6hyWoJLaDB4