Durante la película “Ararat”, dirigida por Atom Egoyan, el protagonista interpretado por Charles Aznavour relata que su madre fue una víctima del Genocidio Armenio y logró sobrevivir de las caravanas y deportación con un grano de granada al día.
Con esta simbólica fruta, que representa la abundancia, se conmemoró un nuevo aniversario del Genocidio Armenio, impulsado por autoridades del Imperio Otomano hace 97 años.
En recuerdo de las víctimas, se realizó una misa celebrada por el reverendo padre Georges Abed,
sacerdote de la Iglesia Ortodoxa, quien pidió por el descanso de la almas de los mártires armenios.
“Los que durmieron en el Señor en 1915 no son los primeros y no son los últimos. El ser humano mientras no descubre cuál es la esencia de Dios, seguirá siendo un monstruo salvaje que mata a los suyos porque se inclina a la dominación”, sostuvo el religioso, junto con recordar que Armenia fue el primer Estado en declararse oficialmente cristiano, destacando la responsabilidad de ser testigos de Jesús.
Por su parte,
el vicepresidente de la Colectividad, Roberto Iglesias Derderian, señaló que debido al Genocidio Armenio y su falta de reconocimiento, la historia se volvió a repetir con el pueblo judío, destacando que el olvido provoca la reiteración de episodios de esta naturaleza en la historia.
Los asistentes comieron helvá, un postre hecho de sémola, azúcar, leche, canela y nueces molidas, que simboliza el descanso del alma de los muertos.
Fragmento de la película “Ararat”